domingo, 13 de septiembre de 2009

Cinco Largos Días

Aún no puedo recordar aquel día en el que vine al mundo. Sólo unos vagos pasares se revelan en mi cabeza, y probablemente no son de mi memoria en sí, no probablemente, no lo son; en realidad son aquellos recuerdos que mi madre puso en mi cabeza las tantas veces que la he cuestionado sobre semejante acontecimiento. Me ha dicho que llovía, que los doctores estaban adiestradamente hipnotizados con el partido México-Argentina de aquel mundial de futbol, y que papá no se encontraba en la ciudad por razones de trabajo.
Estoy sentado en la cama y nuevamente trato de recordar, sí, suelo estar sentado en la cama recordando; de hecho, creo que es uno de mis lugares favoritos para pensar, y en el cual he basado la mayor parte de mis historias porque déjenme decirles que escribo, o al menos eso intento.
Mi hermana está preocupada, entra a mi cuarto repentinamente en uno de esas tantas envestidas que ha hecho a mi morada, mi nido en la parte alta de la casa. Ella me ve a los ojos y no puede evitar preguntar que me pasa, yo también intento descifrar su mirada y como Sigmund Freud empiezo a destellar y estrellar mi mente al tratar de entenderla.
El celular suena, you change your mind like a girl changes clothes; me harta tener dos celulares, aún con ese hartante sentimiento, quiero uno de esos radiolocalizadores que les pinchas un botoncito, suena pipip y puedes comenzar a hablar, si todo en la vida fuera tan fácil. Es Gustavo, mi mejor amigo, el único que sabe de lo que hablo aún sin haber articulado palabra, yo lo conozco igual, tal vez mejor. Lo escucho más de lo que él me escucha, me siento bien de ese modo, no quisiera exponer todas las vísceras de mi cuerpo, de mi mente o de mi espíritu, prefiero quedarme callado. Aún con el silencio él sabe lo que me pasa, y no lo culpo, suelo ser predecible.
Salgo de mi casa, mi otro celular sonó, era Sofía y Grisselita, ambas requerían ayuda en la tarea de ecuaciones diferenciales, yo estaba dormido, pero mis amigas me necesitan y rara vez puedo sacar de mis pulmones el monosílabo NO. Ellas no entienden, están cerradas al fascinante mundo de las matemáticas, yo conservo la calma, les explico siete o quizás veinte veces hasta que logran aproximarse a lo que es el entendido de una variable discrecional.
Me entusiasma tomar la ducha del viernes por la noche, Sofía y Grisselita estuvieron de acuerdo en ir a celebrar su logro al pasar la materia que tanto les da problemas. A mí no me queda más remedio que seguir mi facha y mi estilo, no quiero saber que pasará este día ni quiero planear algo, estoy decidido que me sorprenderé, gritaré, bailaré y reiré como nunca lo había hecho previamente, usualmente el día de hoy rio más que el día de ayer.

sábado, 22 de agosto de 2009

Introducing myself

Hace tiempo ya quería empezar en esto del blogger; creo que no me había dado el tiempo suficiente para comenzar con esta costumbre. La verdad en este momento no tengo nada en mente que compartir, sólo quiero ver como funciona esto y empezar a leer otros blogs más... cuando pueda prometo traer algo interesante.
Saludos a todos!